El presente trabajo relata la experiencia sobre el origen y la puesta en práctica de un espacio curricular con fuerte acento en el respecto y el valor de la diversidad socio-cultural y biológica en la formación de ingenieros agrónomos.
Más precisamente, el texto prueba que poblar de voces y de experiencias minorizadas (heteroglosia) los espacios de formación universitaria habilita un camino para discutir el modelo de producción hegemónico. Enseñar el valor de la diversidad es un proyecto político, que de aprehenderse instala criterios críticos frente a los modelos que anteponen/imponen una voz sobre las otras voces (monoglosia). Que en el caso de la producción agropecuaria permite mirar con criticidad los proyectos monoproductivos por su dependencia externa.
El relato se construye a partir de reflexionar con todos sus participantes la experiencia pedagógica, una experiencia que se asienta en la reflexión y evaluación constante de los temas tratados, la participación y diálogo entre docentes, estudiantes y productores, y la resolución de problemas en pequeños grupos.