En la formación clásica de un Ingeniero se acostumbraba privilegiar un enfoque por el cual el profesional no solo debía adquirir los conocimientos teóricos necesarios sino, además, convertirse en el exclusivo depositario de los algoritmos de solución, de su lógica y de los datos necesarios para aplicarlos; así como de las estructuras de cálculo conexas.
La computadora, básicamente la computadora personal, habría de modificar este panorama. Con ella se dispone de un dispositivo, ampliamente difundido, capaz de almacenar y ejecutar normas procedurales, secuencias de cálculo y decisiones lógicas así como de guardar y recuperar grandes volúmenes de datos, todo ello a gran velocidad.