Cada vez que comienzo una clase de literatura, sea en el nivel medio o superior, me surge la necesidad de formular las preguntas acerca de qué y de cómo leemos. Preguntas emparentadas directamente con el interrogante acerca de cómo seleccionamos textos literarios, o mejor dicho:
qué criterios de periodización activamos a la hora de abordar la tarea de la lectura. Periodizar no es una empresa sencilla. Editoriales, géneros literarios, autores, colecciones, gustos e intereses, forman parte de la misma duda metodológica y constituyen una constelación de opciones para el aula. En el último año de nivel medio con mis alumnos leemos textos literarios enmarcados en la literatura argentina. Pero la tradición literaria no es el único criterio en funcionamiento. Leemos por problemáticas socio‐culturales y estéticas: la relación entre literatura e historia argentina o entre violencia política y literatura, por ejemplo. Uno de los ejes que atraviesa la totalidad del corpus literario propuesto es el binomio civilización/barbarie. En la selección de textos explico que hace falta tener presente la dimensión política‐ideológica para estudiar literatura argentina como si se tratara de una unidad indisociable