En la escena internacional actual, el cuidado del medio ambiente es uno de los principales desafíos que enfrenta la industria; es por ello que todos los esfuerzos apuntan a la síntesis y manufactura de productos que sean amigables con el medio ambiente. La industria dedicada a los recubrimientos orgánicos no ha sido ajena a este proceso. Esto significa que en el proceso de fabricación de las pinturas será necesario identificar cuáles son los componentes verdaderamente compatibles con un ambiente sano para lograr, de este modo, producir pinturas totalmente ecológicas.
Las pinturas anticorrosivas tradicionales contenían compuestos a base de plomo o de cromo, probadamente efectivos como pigmentos inhibidores de la corrosión. Sin embargo, su fuerte carácter tóxico y contaminante condujo a la búsqueda de nuevas sustancias con menor impacto para la salud pública y el medio ambiente. Además, hay que tener en cuenta que la emisión de los solventes de las pinturas a la atmósfera, no sólo contribuyen directa e indirectamente al efecto invernadero y a la formación de la niebla fotoquímica, sino que también tienen efectos nocivos para la salud humana.
El propósito de esta investigación fue la obtención de nuevos pigmentos anticorrosivos, eficientes y a su vez no tóxicos. En este sentido es que se estudió el comportamiento de diferentes benzoatos metálicos: el benzoato de hierro y los benzoatos básicos de aluminio y de cinc. Cabe mencionar que la elección de este anión se sustentó en sus propiedades electroquímicas y toxicológicas (el ácido benzoico y el benzoato de sodio se utilizan ampliamente como aditivos para la conservación de alimentos para el consumo humano), como así también en razones económicas, pues es un producto industrial de bajo costo. La elección de los cationes se debe a su reducida toxicidad y a que sus sales son relativamente económicas.