Sabemos bien que la alfareria o cerámica constituye para el arqueológo una de las fuentes de información más importantes, que a través de restos materiales permite inferencias de todo orden acerca de la vida, usos y costumbres de pueblos desaparecidos, así como indicaciones de tipo racional, enfermedad, anomalías y muchos otros rasgos de interés del antropológo físico. Sobre la base de la cerámica podemos, además, establecer secuencias y cronología -naturalmente, aparte de la que se obtiene mediante el fechaje por termoluminiscencia. En una palabra, vasijas, tiestos y otros restos cerámicos tienen lenguaje propio que tenemos la obligación de traducir.
(Párrafo extraído del texto a modo de resumen)