Las tecnologías y sus acelerados desarrollos han tenido un considerable impacto social.
La condición de nativos digitales –cada vez más presente- de nuestros alumnos, hace que espontáneamente convivan con esas herramientas y este mundo revolucionariamente cambiante. Sin embargo, no los convierte en innatos poseedores de habilidades para resolver conflictos cotidianos ni para el aprovechamiento apropiado de aquellas.
Los sistemas educativos evolucionaron a un ritmo mucho más lento, pero han ido progresivamente acomodando los currículos al devenir de la era.
Los estilos de aprendizaje refieren a la forma como la persona percibe, organiza, recuerda, transforma y emplea la información a ser aprendida; y se determinó que son susceptibles de mejora. Las investigaciones sobre este concepto suponen un pilar valioso, pues permiten comprender cómo se aprende y replantear los trayectos buscando alternativas optimizadoras, repercutiendo transitivamente en el éxito.
Los entornos digitales por la capacidad de concentrar y combinar las virtudes de distintos medios y resultar más atractivos a las nuevas generaciones, son excelentes para atender y potenciar los intereses, necesidades y ritmos personales.
El diseño de material didáctico inspirado en la creatividad docente (particular actor etnográfico del proceso), es una estrategia para innovar pedagógicamente