La revisión de ciertos postulados rectores en la crítica de Menéndez y Pelayo permite localizar algunos de los motivos más importantes que definieron el carácter dilatado, monográfico e inconcluso de su proyecto historiográfico. A partir de algunos planteos ya observables en su programa de la cátedra de Historia de la Literatura Española, se puede pensar el principio de exhaustividad como una tensión que se entabla entre la imposibilidad de la historia literaria y el sacrificio vital de quien la narra.
Pensar este límite como intrínseco al concepto de “erudición”, debería incluso ayudarnos a comprender las acusaciones que los propios herederos de Menéndez y Pelayo lanzaron contra su empresa, juzgando el exceso del intento como forma de evadir las exigencias vitales de su contexto en crisis.