En las antologías de poesía del 50 se conforma un panorama variopinto y desestabilizador, adecuado para dar cabida a novedades de las que el canon central no se ocupaba. Hemos identificado, hasta ahora, cuatro líneas de producción. Aquí nos detendrernos solo en una, integrada por dos antologías (1949 y 1950), en gran parte polarizadas. Esta representativa tensión explica en gran medida la producción antológica de esos años.