Se trata el problema de los campos sucios, comprendiendo en ello a los destinados a la agricultura y ramas afines y a los utilizados como praderas naturales y cultivadas, en la ganadería.
En palabras del autor "Entre nosotros, no trepido en manifestar que se encuentra el “ paraíso” de las malezas, y esto no sólo debido a las condiciones favorables que estas malas hierbas encuentran para su desarrollo — climas y suelos óptimos — sino a la naturaleza extensiva de nuestra agricultura y modo de explotación, influyendo también, en alto grado, la idiosincrasia de nuestros agricultores y ganaderos."