Tanto la producción vegetal como animal debe llegar a manos del consumidor nativo o extranjero, en condiciones óptimas de conservación. Expuestos como se hallan esos productos a incontables contingencias adversas, que desde la menor o defectuosa producción puede causar hasta su total aniquilamiento, se hace indispensable dotarlos del control necesario que asegure su sanidad, su conservación y su adecuado acondicionamiento hasta que esos productos se transformen con el consumo.
Con miras a tales propósitos de bien público, todos los países organizados, aun aquellos que no cuentan con intensa vida agrícola y ganadera, disponen en su estructura administrativa de un Departamento dedicado a la producción vegetal y otro a la producción pecuaria. Estas entidades actúan independientemente. Esas ramas del gobierno alcanzan un desarrollo diferente, según sean las características de producción de cada país. Así, el Ministerio de Agricultura de los Estados Unidos de América alcanzó a organizar 30 Departamentos especializados.