Quizá la epopeya de la era cristiana, haya sido el descubrimiento de Colón y la conquista de América emprendida por la España de los reyes de Castilla y de León. La aventura de la ocupación de tierras ignoradas, habitadas por razas fuertes e inhóspitas fué obra de hombres con más fe que codicia. Completa esta ocupación la iglesia, con las armas inofensivas de la cruz de Cristo en su finalidad catequística, y a su seguimiento se establecen pobladores, imbuidos de esperanzas y anhelos de horizontes. Son los pioneers, los estancieros del ayer, que levantan construcciones, emprenden explotaciones, crean riqueza. A estos pobladores, a estos estancieros me voy a referir.