Desearía referirme a algunos aspectos de la problemática de la fiebre aftosa. Esta enfermedad descripta en Italia en 1546 es desde 1897 la primera entre las del hombre y otros animales en que se demostró un origen viral, pero su agente recién pudo ser visualizado en 1958. En la Argentina el primer diagnóstico clínico se estableció en 1870 en vacunos de San José de Flores y el primer diagnóstico experimental, adecuado a la época, en 1900, en vacunos de Mar Chiquita de una estancia llamada ‘‘Mal Principio”, que como veremos más adelante es casi una definición. Ha llamado la atención de gente de muy distintas disciplinas, la medicina humana y veterinaria, la economía, la diplomacia, la producción pecuaria y la política, por cuanto sus efectos tanto inmediatos como tardíos tienen tal trascendencia que es imposible ignorarlos.