Textos como Angosta (2004) de Héctor Abad Faciolince, La escuela del dolor humano de Sechuán (2005) de Mario Bellatin, o la narrativa cucurtiana (2003, 2005, 2006, 2008) gesticulan experiencias estéticas atravesadas por formas de la violencia que se constituyen en un entre-lugar habitado por la ruina, pero también por la posibilidad de futuro. Por un lado las políticas de muerte que han llevado al cuerpo migrante al riesgo de vida, y por otro el rescate de esas formas de vida (trans, migrantes) como políticas del sentimiento que, al profanar dispositivos clasificatorios, producen nuevas lógicas estéticas/estésicas que nos permiten leer el presente: tecnologías narrativas y tecnologías del “yo” condensadas en determinadas figuras/políticas. Por ende, propongo recorrer estos tópicos en relación con la temática del goce/estetización de la violencia en torno a la figura del guerrero y la agencia de la muerte.
Sostengo la hipótesis de una politización en un sentido benjaminiano donde lo artístico es atravesado por lo tecnológico. No obstante, en los casos que aquí se trabajan las técnicas que se ponen a funcionar son las del “yo”.