Todo canon es un proceso de influencia, en el cual toma parte tanto el proceso productivo, como el proceso de consumo o reconocimiento de los textos que formarán parte del mismo. Todo canon es también político, ya sea porque en sus operaciones y opciones se hagan visibles tales apreciaciones, aunque fraguadas o «enmascaradas»; ya sea porque la misma operación despliega una serie de procedimientos y estrategias dispuestas a mostrar la maniobra política que se esconde detrás de cada canon. Este último es el caso de Los Libros, revista que se propondrá desacralizar la normativización canónica, no sin expresar un nuevo canon (ante todo, su objeto de crítica será la nueva narrativa –Saer, Puig, etc.) que se hará visible de forma ostensible en la crítica literaria argentina de décadas posteriores.