La historia evolutiva de la humanidad demuestra que el origen de las principales civilizaciones siempre coincidió con el desarrollo de la agricultura en base a un cereal. Esto ocurrió en Oriente con el arroz, con el trigo y la cebada en Medio Oriente y con el maíz en América. El descubrimiento de la agricultura permitió, con el cultivo de los cereales, la transformación del hombre de nómade en sedentario, asegurando un alimento básico abundante y de fácil conservación.