La obra de Roberto Bolaño ilumina diversas fronteras –territoriales, culturales, literarias, de género, éticas, entre otras- a partir de las cuales vehiculiza una rigurosa crítica al paradigma moderno sobre el que sostenía discursivamente el afán de progreso, humanizador e integrador, cuando en realidad promovía exterminios, borramientos y silencios con respecto a lo no era pasible de ser asimilado en una homogeneización tranquilizadora.
Inserta en esta problemática y valiéndome de aportes diversos provenientes de la reflexión teórica y crítica de la literatura (Bajtín, 1986) y de la cultura (Mignolo, 2003, Waldman, 2009, entre otros), propongo un recorrido por algunas representaciones de la frontera en las novelas Estrella distante (1996) y Nocturno de Chile (2000) de Roberto Bolaño que atienden a la elaboración artística de las zonas de contacto en la cultura chilena en la que interactúan personajes que plasman la tensión entre conciencias sociales y culturales diversas así como entre horizontes éticos. Los segmentos en cuyo análisis nos detendremos tornan visible y cuestionan el resultado -y la permanencia- de los procesos históricos, interdictos de la discursividad oficial, que allanaron el camino a la violencia.