Los poemas homéricos han capturado el interés crítico de los diversos siglos y han provocado escisiones profundas y dicotómicas que, en última instancia, constituyen el testimonio fehaciente de su propia relevancia cultural. A la diatriba entre unitarios y analistas, le sucedió el enfrentamiento entre oralidad y escritura y, modernamente, las corrientes críticas se multiplican e imponen interpretaciones provenientes desde los más diversos campos del pensamiento.
Desde los planteos iniciales acerca de la épica homérica se ha concedido a litada un interés y un valor mayor, y se ha relegado a Odisea a un segundo plano. Esta situación crítica constituye una evidencia de la dificultad que Odisea presenta para un acercamiento, más que una aserción de su valor literario, ya que la ponderación de Ilíada se sustentó en una fascinación por el contacto entre épica e historia y en una actitud positivista, que marcaron durante mucho tiempo los estudios homéricos.