La voluntad política de transformación social radical que dio forma al campo artístico nacional y latinoamericano de los '60-'70 hace necesario atender a las alianzas que, tejidas entre prácticas diferenciadas de la producción cultural, buscaron aunar fuerzas para la concreción del cambio. En esa serie de problemas, Operación masacre constituye un caso privilegiado, puesto que si primero cuestionó los límites entre periodismo y literatura, con el común sentido de intervención en la historia en que insistieron las varias formulaciones del relato de Walsh; más tarde intervino en el cine, con la representación fílmica de la masacre, que se estrenó en 1973 bajo la dirección de Jorge Cedrón.
El film de Cedrón no es únicamente una versión más de la Operación masacre de Walsh, o una fase más de la progresiva “peronización” del libro. Es, más bien, una apuesta estética y política específica, cuyo carácter particular va ligado a los desplazamientos de sentido que el dispositivo cinematográfico opera sobre su texto de partida. Se trata, así, no de un contraste entre textos -un relato documental y un guión-, como frecuentemente lo ha presentado la crítica literaria dedicada al tema; sino, en cambio, de un problema de transposición, donde cobran un lugar crucial las particularidades de la enunciación fílmica. Orientado en ese sentido, el trabajo propone un análisis de la película que, centrado en algunos aspectos de su dispositivo enunciativo, intenta elucidar los modos en que el film, ya en el inicio de los '70, y en relación inextricable con los avances y retrocesos del peronismo de izquierda en el campo político, exhibe en pantalla la potencia y las fallas de su voluntad revolucionaria.