Este estudio de la vejez sustenta la posibilidad de la vulnerabilidad temporal del arte. De acuerdo con la visión proustiana en la Recherche las obras artísticas están expuestas al envejecimiento, la cual se entenderá fundamentalmente como virtualidad, que depende del modo de ser de la misma obra, lo que provoca la cristalización de las interpretaciones. Se trata de la consagración de una manera particular de comprender las obras, esto es, de la paralización del juego de interpretaciones en torno suyo y de su consiguiente enmudecimiento. La vejez se enlaza con la vigencia a lo largo de todo la novela de la hipótesis materialista de la nada que conlleva al sin sentido de la vida y la insignificancia del arte y que guarda antagonismo con la hipótesis del ser, esto es, develación de la realidad por el arte. Este problema puede considerarse como el descubrimiento de la significación de la obra. La confrontación de las dos hipótesis transcurre en el recorrido narrativo, pero parece resolverse a favor de la hipótesis del ser. De todos modos se trata de intentos de solución a un problema que nunca se decide definitivamente y marca el tono proustiano de la exposición y la demostración: no habrá verdades totalizadoras y absolutas y mucho menos metafísicas.