La poesía niuyorriqueña es definida por sus fundadores (Algarín, Esteves) como “una afirmación de lucha política”, entendida como oposición confrontativa contra las fuerzas sociales que recluyen a la comunidad a una posición marginal. Sin embargo figuras como las de Víctor Hernández Cruz o Tato Laviera presentan una modulación diferente de esta articulación entre literatura y política, especialmente este último, en cuya obra no encontramos una articulación entre poesía y política en tanto praxis diferenciadas, sino que ambas se hallan integradas en un mismo nivel a través de la configuración de una lengua y una identidad inasimilables e indómitas, en tanto instrumentos de resistencia frente a los sistemas de asimilación y marginalización, lo que deviene finalmente en la constitución de una “literatura menor” en su sentido deleuzeano.