Se suele identificar a la reformulación de la teoría crítica realizada por Jürgen Habermas con un cambio de paradigma que presupuso un desplazamiento disciplinar de la epistemología a la filosofía práctico-moral. Frente a la dependencia de la primera generación de la Escuela de Frankfurt de una filosofía anclada en el sujeto del saber, la teoría crítica debería adoptar una teoría general de la acción como medio de esclarecimiento y fundamentación de las manifestaciones de razón en las sociedades modernas. No obstante, las figuras de un yo minimalista (Foucault), o los análisis del carácter violento de las normas jurídicas (Derrida) presentan ciertas dificultades internas al programa de una fundamentación universalista de la teoría crítica. En esta ponencia desearía tomar nota de algunas de estas complicaciones mediante la revisión de la imagen de una ausencia de reflexiones filosófico-morales consistentes en la primera generación de la Escuela de Frankfurt. Más precisamente, pretendo exponer algunos de los perfiles de la filosofía moral de Adorno presentados en la Dialéctica negativa, en donde su pensamiento reconoce los impasses de la categoría de igualdad fundamentada en términos universalistas y, simultáneamente, es capaz de tomar distancia de la tradicional impugnación liberal a las posibilidades de una democracia igualitaria. En la medida en que la categoría de su análisis es desplazada en una serie de dimensiones, contradictorias unas con las otras, un movimiento semejante podría entenderse como metacrítico.