La historioriografía del marxismo occidental se ha caracterizado, quizás como la de ninguna otra tradición del corpus marxista, por un marcado afán topográfico. Las intervenciones que han pretendido realizar un abordaje general de la experiencia marxista occidental se esforzaron por construir unos criterios y parámetros que permitieran configurar un mapa de dicha tradición. Como todo trabajo de mapeo, la representación del marxismo occidental estuvo acompañada por la delimitación de unas fronteras que habilitaban la exclusión de los extranjeros, y hacia su interior, de unos límites que posibilitaban el agrupamiento de los naturales en diferentes regiones. En este sentido, el hecho de que la historia del marxismo occidental haya priorizado el establecimiento de fronteras y límites dotó al conjunto de trabajos dedicados a la reconstrucción de esta tradición del marxismo contemporáneo de un tono a la vez polémico y prescriptivo.