La segregación residencial puede definirse como la distribución desigual de los grupos sociales en el espacio de la ciudad, definidos estos en términos de la posición que ocupan las personas en una jerarquía de estatus o poder. Se habla de segregación racial o étnica cuando los sujetos son clasificados por atributos como la raza o la nacionalidad, y socioeconómica cuando lo son a partir de atributos como el ingreso, la educación o la catgoría ocupacional.
La tesis principal que sostiene el interés de la sociología urbana en el estudio de la segregación residencial es que, como señalaba R. E. Park hace casi un siglo, existiría una correlación entre distancias físicas y distancias sociales: cuanto más desiguales dos personas en términos de estatus, menos probable sería encontrarlas habitando próximas entre sí (Park, 1915). Sobre esta proposición teórica fundamental, la sociología urbana anglosajona –en especial la norteamericana-se ha interesado durante décadas en investigar las causas de la segregación residencial, sus efectos así como las tendencias y los patrones espaciales que adopta la distribución desigual.