La presencia de moscas, al igual que la de muchas otras plagas, es en parte el resultado de desequilibrios ecológicos provocados por el hombre, al generar las condiciones artificiales necesarias para el desarrollo de diferentes actividades productivas. En los establecimientos pecuarios, se generan desechos orgánicos como bosta o guano en forma continua, favoreciendo el desarrollo de un complejo de moscas entre las que suele predominar la común (doméstica) y la de los establos (Stomoxys calcitrans). Las moscas afectan a los vacunos, equinos, porcinos y aves de corral, por la pérdida de energía que los animales emplean para intentar ahuyentarlas, por la disminución en el tiempo destinado a la alimentación (ocasionando una menor ganancia de peso), y por las enfermedades que pueden transmitirles.