Expandidas a partir de la segunda posguerra, las investigaciones en las ciencias sociales fueron particularmente sensibles y permeables a las influencias de la confrontación ideológica de la guerra fría. En la URSS y en los estados subordinados a su política internacional, los institutos que se arrogaban la tutela y codificación del “marxismo leninismo”, desconfiaron y rechazaron a las ciencias sociales como disciplinas burguesas, con fines conservadores y antisoviéticos; en esta contienda, lograron el apoyo de intelectuales y analistas sociales en varios países que contribuyeron a la impugnación de lo que consideraban conocimientos funcionales a la consolidación del capitalismo y, peor aún, a la irradiación del fenómeno imperialista