Tanto para el estudio descriptivo de los parásitos como para su clasificación, la morfología interviene jugando un rol protagónico. Para realizar estudios relacionados con estos aspectos los investigadores del siglo XVII y más especialmente los del siglo XVIII, se valieron del empleo del microscopio óptico (el primer instrumento fue diseñado por Antony Van Leeuwenhoek, 1632-1723, y sólo podía magnificar objetos hasta 500 X), una herramienta de uso rutinario en esa época en los diferentes centros de Investigación del mundo. Fue sólo a fines del siglo pasado y comienzos del presente que la República Argentina incorporó a sus estrategias sanitarias la lucha contra la garrapata común del bovino, el Boophilus microplus Can, un parásito exótico que, para esa época, había ocupado varios cientos de miles de hectáreas.