Para los conquistadores, México-Tenochtitlan fue, en un primer momento, la ciudad majestuosa; el espacio del asombro narrado según la retórica de los relatos de viaje, las novelas de caballerías y la descriptio civitatis. Diversas aproximaciones críticas se han detenido en estas primeras escenas, en especial en los testimonios de Hernán Cortés y Bernal Díaz. Con estas imágenes como marco, en este trabajo me propongo, en cambio, dar cuenta de la perspectiva antitética y especular de Tenochtitlan: la ciudad de la guerra y la destrucción luego de un sitio de noventa días. Para analizar la representación de este espacio, complementario o antitético, organizo una lectura comparada entre crónicas de tradición occidental y crónicas de tradición indígena, lo que me permitirá además dar cuenta de distintas concepciones de la espacialidad y la guerra, y de aprendizajes y desplazamientos en la subjetividad en los relatos acerca del yo y del otro.