Una de las técnicas de las cuales se valió Quevedo para sorprender al lector del siglo XVII fue la “agudeza” la cual tiende a buscar una correspondencia conceptual entre objetos diversos. Tal es el caso que presenta este autor en El Buscón. Así, el licenciado Cabra, personaje de esta obra, está construido de modo tal que la figura humana aparece desrealizada. Otro autor, don Ramón del Valle Inclán, también manifiesta en La rosa de papel (1924) una marcada subversión en la manera singularísima que tiene éste de concebir sus personajes. Por eso nuestra hipótesis de trabajo se basa en considerar la estrecha vinculación entre la elaboración de los personajes de Quevedo y el esperpento valleinclaniano.