Cecilia Valdés (1882) hace referencia a un contexto histórico específico (Cuba entre 1812 y 1831). Si bien está escrita bajo el canon realista, la novela problematiza la separación entre realidad y apariencia a partir de la desestabilización de ciertos patrones vinculados a las razas, la identidad y los parentescos. Además, la voz narradora, lejos de afiliarse a la tradición omnisciente, alude a lo evidente como si no pudiera verse.
En esta línea, temas como la orfandad y la ruptura – adulterio mediante- de lazos vinculados a determinadas posibilidades de familias permiten problematizar aún más las categorías del ser y el parecer. Como un reverso de las separaciones, la cuestión del baile –de la “cuna”- es sugerente para observar otros modelos de unión alternativos; y aquí aparece el peligro del incesto.
Los siguientes puntos oficiarán como ejes en este trabajo:
-El hogar como espacio simbólico de inclusiones y exclusiones en el marco de un intento por representar la (inestable) identidad nacional.
-La orfandad como metáfora central: la “cuna” –como hogar de huérfanos- y el baile –denominado del mismo modo- configuran una red de significaciones que vale la pena abordar.
-Las figuras de movimiento -como los recorridos, la música y el baile- contra la demanda de lo puro y lo estanco.