En este escrito en particular proponemos desarrollar una de las hipótesis con las cuáles trabajé en mi tesis de grado. En este sentido planteamos que la obra artística a la cual nos abocamos implicó una serie de relaciones que trascendieron a la propia práctica artística y que contribuyeron a la constitución de un particular grupo de jóvenes. Durante los años ochenta la música parecería ser un elemento que reunió generacionalmente a ciertos jóvenes, quienes habrían convertido a determinados ruidos y otras prácticas artísticas en una herramienta de resistencia. Los lugares de encuentro vinculados con este mundo de música se habrían configurado en espacios de resistencia y por ello, el momento crucial, en lo que refiere a la circulación de la música, se centraría en la representación en vivo o performance. El recital cumpliría una función ritual que constituiría a la memoria colectiva y organizaría a la sociedad.