Pese a la dificultad de encontrar estadísticas reales en nuestro país diversos informes avalan que el crecimiento económico en los últimos años es superior al 9%. Sin embargo, pese a esto casi la mitad de los jóvenes y adolescentes de entre 14 y 24 años son pobres, el 17 por ciento es indigente y el 27 por ciento se encuentra desocupado. Este escenario de marginación y frustración acompaña desde hace una década a una generación de adolescentes y jóvenes. El problema del empleo empezó en el año ‘95, con el salto de la desocupación. A partir de allí el desempleo entre los jóvenes rondó siempre el 40 por ciento. Esos jóvenes que antes tenían 15 años hoy tienen 25 años y nunca tuvieron un trabajo. Cuatro de cada diez jóvenes económicamente activos jamás consiguieron un empleo en la última década. Muchos son padres de familia sin haber conseguido nunca un empleo. Con un poco de suerte algunos son beneficiarios de subsidios, o realizan changas, u otras actividades temporarias, informales.