La problemática que vamos a analizar en esta ponencia, se inscribe en la segunda gran oleada de reformas neoliberales ocurrida en la década del 90, dentro de la etapa de desindustrialización y valorización financiera iniciada en 1976 (ver entre otros Azpiazu y Schorr, 2010; Basualdo, 2010; Nochteff, 1999). En esta segunda etapa de reformas, la mayoría de las grandes empresas emprendieron reestructuraciones productivas que implicaron diversas formas de reorganización del trabajo, nuevas formas de contratación de la mano de obra y lo que constituyó uno de los fenómenos más importantes de esta etapa: la extensión de la tercerización de partes del proceso productivo y/o servicios.. La tercerización, nombrada también como “outsourcing”, “externalización”, “deslocalización”, implica el traslado de determinadas partes del proceso productivo a otras unidades económicas, ajenas a veces real y a veces sólo formalmente a la empresa, generando en cualquiera de los casos relaciones “triangulares”.