Quisiéramos arrancar nuestra presente indagación posicionándonos en los pasajes menos advertidos, de la obra de Michel Foucault; y ello porque los mismos no sólo se dirigen contra cierto pensamiento que ya desde muy temprano parecía destinado a rodar como una suerte moneda corriente y por demás gastada.
La lectura y relectura de aquellos pasajes resulta efectivamente lacerante, pues nos dice sin tapujos que el constante cuestionamiento al dinamismo intrínseco del Estado, el dinamismo que cubriría implacablemente la totalidad de la sociedad civil, no se interesa en buscar la procedencia de sus supuestos y todavía menos en criticarlos. Nosotros repararíamos también en la posibilidad de que ambas cosas se promuevan mutuamente,en la posibilidad de que la averiguación sobre la procedencia de la sospecha incluya además las condiciones para la crítica de los supuestos. Tal sería entonces nuestro principio provisorio de trabajo:
remitirse hasta los borrosos inicios del discurso sobre el dinamismo intrínseco del Estado y desde allí realizar la crítica implícita de sus eventuales alcances y repercusiones.