Sin dudas uno de los debates políticos que ocupa desde hace años la agenda mediática del país y del mundo es el ¿qué-hacer con la problemática de las drogas? Como señalan Kornblit, A.M., Camarotti, A.C., Di Leo, P.F. y Verardi, J. (2011), la emergencia de las drogas como un problema en todo el mundo se produce sobre todo a partir de 1960 "(…) hacia finales de la década del ´60 y principios de los ´70, en varios países occidentales el uso de drogas ilegales se expandió conjuntamente con ideas y conductas innovadoras que reproducían o imitaban la contracultura, las actitudes rebeldes, la superación de barreras y prohibiciones y la ruptura de tabúes (…) A comienzos de la década de 1960 más de setenta naciones firmaron la Convención Única sobre Estupefacientes (…) Esta Convención incluye la regulación y prohibición de 108 productos, clasificados en cuatro listas; asimismo contempla medidas administrativas y represivas y una novedosa política de erradicación de cultivos en los países productores, generalmente ubicados en el Tercer Mundo, base de la política que se dio en llamar guerra contra las drogas”. (Kornblit, A.M et. al., 2011:3-4).
Desde entonces, la guerra contra las drogas ha sido constituida en términos de Foucault (2010) como un auténtico problema de gobierno a nivel mundial. En este sentido, las estrategias, que en cada época y lugar del mundo el poder político ha ofrecido en torno a este "problema", han sido variadas y han estado más o menos en consonancia con los grandes organismos internacionales de poder mundial.