Desde hace unos años los libros de texto se reinstalaron en el debate sobre el quehacer educativo a través de una renovada propuesta editorial. Las editoriales compiten por ofrecer a los docentes un producto anclado en la actualización de contenidos, profusamente ilustrados y con una diagramación atractiva.
El viejo manual, especie de biblia adosado a una práctica obsoleta, parece haber quedado en el recuerdo.
El tema de los textos ha suscitado el interés de los investigadores, tanto en el terreno de la historia de las prácticas educativas como en el de los aspectos que tienen que ver con la enseñanza y el aprendizaje de la Historia. La opción por un texto significa adherir a una propuesta. Se trata de una decisión comprometida desde el momento en que los nuevos textos no se limitan a una exposición secuenciada de hechos y conceptos. Junto a ellos se alternan contenidos procedimentales y actitudinales que reclaman la intervención del docente.
En este sentido, la elaboración de un texto destinado a la enseñanza de la Historia constituye en sí misma una operación didáctica y puede conntribuir o entorpecer los procesos de aprendizaje.
Por ello, a los docentes les interesará conocer la intimidad, la "cocina" de un libro, quiénes son los autores, cómo se resuelven los contenidos, los grados de censura o autocensura, entre otras cosas.
Clío&Asociados propuso recoger las impresiones de los directores de colecciones de textos de algunas de las editoriales más importantes en nuestro medio. Para ello. les hicimos llegar un cuestionario al que respondieron amablemente los profesores anteriormente citados.