A pesar da las características que imponen el tiempo y el lugar al estilo en que se realiza la obra de arte, sobresalen en el caso de Cervantes las particularísimas del autor por lo que no es un escritor que podamos someter a un casillero previsto por teorizadores de la literatura, ya que sus obras documentan un incesante cambio, son jalones que marcan momentos de la constante convivencia del autor con su época, todas sus obras están sincronizadas con el fluir de los tiempos, con el devenir histórico a pesar de su definida personalidad.
Por ello, después de dar los criterios de valoración estilística que van a orientar mi empeño, tanto en la caracterización de lo histórico como de lo nacional, es mi propósito comenzar a analizar directamente la obra del autor, a ponerme en contacto directo con ella para desentrañar eso que Ortega y Gasset llama la "manera cervantina de hacer las cosas" y explicarme el profundo contenido del Quijote a través de lo inmenso y variado de su panorama formal. Así iremos comprobando que en la Galatea no se puede catalogar a Cervantes simplemente como renacentista clásico, ya que en análisis más atento, descubriremos ciertos resabios que lo hacen un poco barroco, pero debemos distinguir: se trata de un barroquismo un tanto prerrenacentista.