Toda institución tiene una serie de normas que la regulan, que marcan el estilo de funcionamiento. Estas prescripciones pueden agruparse en un texto escrito o pueden circular más informalmente en las prácticas de los sujetos. A la vez, todo marco normativo tanto escrito como no escrito dispone de ciertos intersticios que le dejan un margen de acción a los distintos actores para moverse en un espectro que no es claramente el circunscripto por la norma pero tampoco por fuera de ella (Poggi, Frigerio, 1996). Al recorrer las instituciones, y específicamente, las escuelas, en nuestro caso, detectamos que los reglamentos escritos pueden ser más o menos conocidos por los distintos actores que habitan ese espacio y que cada escuela según su impronta, sus preocupaciones suele hacer más hincapié sobre ciertas normas que sobre otras. En esta oportunidad nos interesa detenernos en las percepciones de los estudiantes respecto de aquellas cuestiones sobre las que las escuelas exigen en mayor medida. También indagaremos sobre la relación estas percepciones con la norma escrita para revisar cómo la misma es vivenciada por los estudiantes.