Esta ponencia aborda el programa literario del joven uruguayo José Enrique Rodó delineado en la Revista Nacional de Literatura y Ciencias Sociales (1895-1897) y sus opúsculos de “La Vida Nueva”, el cual evidencia dos preocupaciones básicas de su tarea como crítico: la rectificación del Modernismo y la definición de un ‘Americanismo literario’. Ambas tienden no sólo a establecer los principios de una literatura hispanoamericana sino también a estrechar los lazos con la intelectualidad española, donde el crítico busca claramente reconocimiento y legitimación. Nos concentramos en el diálogo establecido por Rodó con algunos escritores peninsulares (el cual se profundiza en su correspondencia) donde Rodó se construye como un crítico conciliador, pero ante todo como un crítico fuerte que no se deja ahogar por los juicios autorizados. Mientras la tendencia general de los peninsulares era defender el hispanismo, y la de muchos hispanoamericanos el americanismo entendido como criollismo, Rodó, en la senda de Darío y contra las prevenciones respecto de las ‘galomanías’ modernistas, autoriza la literatura latinoamericana en un cosmopolitismo crítico y selectivo como índice de modernidad y descolonización respecto de la literatura peninsular