En el presente trabajo nos interesa cuestionar el supuesto que naturaliza la diferencia sexual en los discursos sociales desde saberes/poderes bio-médicos y psicológicos, ubicando los cuerpos sexuados como posibles de ser legibles según parámetros de normalidad.
A partir de ello, nos cuestionamos: ¿cómo pensar la diferencia sexual cuando las identidades esenciales se hallan estalladas en sus significaciones?. Como disparador del análisis reflexivo, elegimos algunos materiales fotográficos de intervenciones públicas que tienen a los cuerpos como protagonistas de denuncia, como locus para el ejercicio del poder en su tensión dilemática entre la regulación y el desplazamiento.
Buscando instalar la propuesta de ciertos movimientos de la disidencia sexual, que tratan de resistir a la normalización de la masculinidad y la feminidad en nuestros cuerpos -a la “policía de la identidad” dirá Butler (2012)-, y de inventar otras formas de placer y de convivencia, recuperamos la pregunta con la que nos desafía Cabral: “¿y si no hubiera más remedio que arriesgarnos a no saber cuál es el pronombre correcto, y ni siquiera saber si hay uno?; dando lugar al trabajo poético y político que disuelva una y otra vez la seguridad con la que usamos las reglas del nombrar, del desear y del coger” (Cabral, 2008, p.3).