La poética de Mercé Rodoreda (1909-1983) ha permitido pensar y reflexionar acerca de las nuevas posibilidades que admite la literatura, en cuanto a la creación de climas que, mediante artificios narrativos, invitan al lector a un juego simbólico y metafórico. En él, la narradora involucra esencialmente elementos de la naturaleza, como los animales y las plantas que, a su vez, son resignificados y reiterados dentro de sus obras. Estas operaciones literarias tienen una estrecha relación con la narrativa de Franz Kafka (1883-1924) en la cual, ambos componentes: lo simbólico y lo metafórico, generan una atmósfera indeterminada a partir de la aparición de “lo extraño”. Esta introducción del elemento extraño es la responsable directa de la creación del clima que sobrevuela las narraciones de muchos de los cuentos de Rodoreda. Ejemplo de ello son: La sala de muñecas, El río y la barca, Mi Cristina, La salamandra, El elefante, entre los cuales se incorporan temas como; la metamorfosis, lo siniestro, lo onírico, asociados a los problemas del existencialismo.
Franz Kafka en varios de sus relatos construye mundos desestabilizadores y perturbadores que, mediante la configuración de una poética única, trasladan al lector al espacio lo diferente, a través de la presencia de elementos simbólicos, tal como sucede con los cuentos de Rodoreda. Dichos elementos se ligan a las reflexiones sobre la existencia humana en el devenir del mundo y de la sociedad moderna. Este vínculo entre ambos autores sólo será demostrable en la medida en que podamos inscribir los modos de recepción en una lógica diferente.