La desaparición de niños es un tema que ejerce una gran fascinación sobre el público debido a su vinculación con uno de los miedos más íntimos de los seres humanos:
perder a un hijo. Sin embargo, la consideración de los niños como Sujetos de Derecho a la identidad, a la protección y el amparo, a su propia familia, es un asunto relativamente nuevo, que reconoce un hito fundamental en la Declaración Universal de los Derechos del Niño en 1959. Durante siglos los niños fueron considerados propiedad de los padres, con todo lo que esto implicaba, podían cuidarlos y ampararlos pero también someterlos a explotación o abuso.