La industria textil es una industria revolucionaria. Fue una de las industrias que impulsaron el nacimiento del capitalismo. Los hilados de Manchester fueron parte de la vanguardia productiva, en el concierto industrial que inaugura la modernidad. La moda, en tanto mercantil, satisface una demanda (que también genera) y establece su ritmo. La moda produce para el mercado. Un mercado al que ha dado forma, al que impone una temporalidad: un ritmo para la asimilación de la novedad. A su vez, ha formado un mercado que le exige novedad en el momento en que ella lo requiere. El mercado para el que la moda produce, se identifica bien con las palabras: vorágine, vanguardia, tendencia, euforia, efímero, actualidad, presente, cambio. Sin duda todas ellas dan cuenta del espíritu de una época. Son términos que no sólo identifican a ese particular conjunto de personas relacionándose en situación de mercado, además, son la evidencia precisa del ritmo vital que la modernidad propone.