En marzo de este año fui invitada a Bilbao por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento, para dar una conferencia en un Homenaje en el que se celebraba el nacimiento de dos poetas decisivos de la posguerra española: Blas de Otero (el 15 de marzo de 1916) y Gabriel Celaya (el 18 de marzo de 1911).1 En el caso de Celaya, este año se recuerdan los cien años de su nacimiento, y por eso quiero traer a este congreso como homenaje unas reflexiones sobre su activo rol en la constitución de un discurso sobre la función del arte en tiempos de resistencia y militancia civil.