Chile sufrió una dictadura militar encabezada por el general Augusto Pinochet que se extendió por diecisiete años, de 1973 a 1990. Es así como Chile pasó a engrosar la lista de las demás dictaduras que pululaban en América Latina y particularmente en el Cono Sur, donde Paraguay, Brasil, Bolivia y Uruguay se encontraban bajo la bota militar, sumándoseles Argentina en 1976.
Al igual que en los países vecinos, en Chile se instauró la práctica milenaria del exilio. La pena del destierro ha sido considerada desde siempre como una de las peores desgracias que pueden acaecerle a un ser humano; según algunos, incluso peor que la pena de muerte. Se trata de personas “peligrosas” para las respectivas dictaduras, que entorpecen la “buena marcha” del gobierno autoritario. Pena de muerte, por cierto, porque se elimina de cuajo al indeseable. Y el destierro, que es lo que más se le asemeja, en el sentido que la persona deja de existir en el país. No por nada, Shakespeare denominaba al exilio como “el otro nombre de la muerte”. Fue durante la dictadura del general Pinochet que salió de Chile el mayor número de exiliados políticos de la historia de ese país. A partir de entonces, en Chile la reflexión ha estado centrada sobre todo en la experiencia del retorno, en el sentimiento de desarraigo profundo de la identidad individual y colectiva que ha hecho del exilio una experiencia traumática. De ello hablan por sí mismos los numerosos testimonios que nos ha heredado la historia. Sin embargo, en esta ponencia nos centraremos en el aporte de los exiliados políticos al retorno a la democracia en Chile, mediante su incansable lucha contra la dictadura.
La experiencia de los exiliados dista mucho de ser el exilio dorado, como se atrevieron a llamarlo algunos compatriotas en Chile. El exilio es un castigo injusto que ni ellos ni nadie merecían. La tarea de desmitificar la imagen ideológica de los exiliados como los “malos chilenos” es fundamental para lograr una visión más clara de este período de la historia de Chile.
Sin perjuicio de lo traumático de la experiencia del destierro que dista mucho del exilio dorado, el objeto de esta ponencia es centrarnos en el aporte de los chilenos en el exterior a la vuelta a la democracia en Chile, mediante su incansable lucha contra la dictadura.