En 1976, amenazado por la Triple A, Osvaldo Soriano abandonó el país y se exilió en Bélgica, hasta trasladarse a París, en 1978. Permaneció en Europa hasta 1984, cuando retornó a la Argentina. Según explica Juan Carlos Martini (Martini, 2009), ya en diciembre de 1975 Soriano le confesaba con temor que no le extrañaría que tuviese que irse del país. Para esa época recibía amenazas anónimas, con el sello de la Triple A, en la que se lo advertía seriamente sobre la precariedad de su integridad física. Acusado de peronista de izquierda, cómplice de la guerrilla y comunista, abandonó el país tras el golpe de Estado de marzo de 1976.