El título del presente artículo podría completarse con el subtítulo “la transformación de las imágenes escolares desde su consideración inicial como ilustraciones a la de su incipiente uso actual como documentos”. Tal vez la utilización de estos dos conceptos (ilustraciones y documentos) sea por nuestra parte un tanto extremada, pues ni en 1900 las imágenes escolares (utilizamos el concepto de imágenes, a lo largo de todo este artículo, en su significado más amplio y genérico de “iconos”, esto es, sin predeterminar su función ilustrativa o documental) eran exclusivamente ilustrativas en el sentido de que no aportasen ninguna información historiográfica relevante a los manuales de historia, ni en la actualidad puede afirmarse que sean usadas adecuada y coherentemente, por lo general, como documentos. Sin embargo, considero que ambos conceptos sirven para una aproximación bastante fidedigna a las transformaciones experimentadas en la utilización de estas imágenes escolares a lo largo del siglo XX, al menos en lo que se refiere a los manuales españoles.