Con la conformación de las instituciones propias de la modernidad se consolidó un modelo económico como también el ejercicio del control sobre la población. En esta nueva configuración social la constitución de la escuela moderna definió un conjunto de prácticas y de roles que producían un tipo de sujeto ajustado al doble requerimiento de una sociedad industrial naciente: la constitución del ciudadano y el trabajador. Este contexto requería la promulgación de valores y principios universalistas propios de la sociedad salarial que forjaba la promesa de progreso y movilidad social, como también formas particulares de regular las conductas. Estas formas, entendemos, conviven con modificaciones en los distintos aspectos de la vida social fruto de las distintas transformaciones que nos acontecen. Así, la cotidianeidad escolar conforma un escenario definido por la convivencia de modelos en torno de la regulación de las conductas caracterizado por a) formas propias de las sociedades disciplinarias y b) formas vinculadas a las que Deleuze llamó las sociedades del control. Intentando caracterizar la regulación de las conductas en el escenario actual, desde el marco del proyecto de investigación “Dispositivos pedagógicos y territorio en la EGB en la Provincia de Santa Cruz”1 presentamos análisis en torno a las preguntas sobre las conductas que se sancionan y las premiadas en la escuela, qué caracteriza al buen compañero/a, qué actitudes y conductas son necesarias para transcurrir con “éxito” la escolaridad.
Entendemos que estos análisis sobre las prácticas educativas podrían permitir intervenciones pedagógicas tendientes a la formación de sujetos autónomos en un escenario atravesado por múltiples cambios sociales.