El Astracán es el género que utiliza Pedro Muñoz Seca para hacer reír a costa de lo que fuese; así, con su obra La venganza de don Mendo (estrenada en 1918) advertimos la presencia del humor a través de diversos procedimientos, como el chiste, la parodia, la risa y las dislocaciones lingüísticas. Esto último se manifiesta de varias maneras; por un lado, reconocemos el universo de discurso que conllevan los nombres de los personajes y la incidencia de ello en sus acciones; por otro lado, en el empleo de las unidades lingüísticas, la trasgresión temporal de ciertas frases (“¡Lo juro por Belcebú!” o “¡Vive Dios!”); el juego constante con los homónimos, la incorporación de otros idiomas en los parlamentos —por ejemplo el latín—, aspecto que da cuenta del devenir de un lenguaje oral-coloquial y culto a la vez.
Por este motivo, nuestro trabajo pretende hacer un análisis de los aspectos lingüísticos como elemento caracterizador del humor en La venganza de don Mendo.