Este artículo analiza empíricamente el efecto de la inflación en la desigualdad económica, tanto a nivel internacional como para el caso de México. En particular busca fundamentar la tesis de que altas tasas de inflación deterioran la distribución del ingreso y que ésta se vuelve más equitativa al llevar a cabo un proceso desinflacionario. Tomando una muestra de más de 80 países, se puede concluir que un aumento en la inflación de 5 puntos porcentuales implicaría, para un país como México, un deterioro en la equidad de 1 por ciento en el corto plazo y de 4 por ciento en el largo plazo. Los resultados se mantienen después de controlar por variables exógenas que al no incluirlas éstos podrían deberse a una correlación espuria entre nuestras variables de interés. Posteriormente, se desarrolla un análisis de crisis inflacionarias, obteniendo que durante el primer año de crisis la desigualdad se deteriora en promedio 8 por ciento. A partir de ese nivel, cada año de crisis que pasa, la desigualdad se deteriora en más de 1 por ciento. Al desinflar, la distribución mejora en la medida que se mantenga la estabilidad, en casi 1 por ciento por año. Utilizando datos de México se encuentra que un aumento de 5 puntos porcentuales en la inflación deterioraría la distribución en aproximadamente 2 por ciento. Manteniendo el ingreso medio de la población constante, dicho efecto sería equivalente a un aumento de 11.4 por ciento del ingreso per cápita del quintil más pobre de la población.