El irónico título se basa en la tradicional forma de cuantificar al 'cuerpo presente' en el aula o participando de una clase. No es casual que los responsables de este texto hayan sacado de los convencionalismos el camino de 'enseñar' para comprender que no sería suficiente el abordaje de estos nuevos cuerpos, niños, adolescentes, medios de comunicación e intereses, sin profundizar en el origen de dichas consecuencias, habiendo atravesado un largo camino dotado de ineficiencias, de desgano pero, por sobre todo, de falta de competencia (entendida como desarrollo de capacidades cualitativas) y desembocando en la necesidad de nuevo maestro. El cuerpo esta ausente porque el saber/aprender, se asocian a la concentración (a la 'quietud') pero lo incomprensible es que lo esté en un área que pretende estudiarlo puntualmente. No solo no existe porque nada se hace para comprender por qué hace, sino porque no se dice.
Trataremos de-mostrar que saber del cuerpo es situarnos, valorarnos, respetarnos, ayudarnos, representarnos, liberarnos. Que movernos significa corrernos del lugar del que todo lo sabe, que la sociedad insiste en otorgarle a los maestros y transformarnos en un simple canal para el flujo de conocimientos y saberes. “Vivir en armonía con LO PRIMERO, LO HONDO, LO PRIMERO QUE ME TRAJO Y LO ULTIMO QUE VA A DEJARME: MI CUERPO.”